
Escrito por Luis Roca Jusmet
Este artículo no es académico, aunque se base en dos libros que son, en el buen sentido de la palabra, académicos. Son dos libros escritos por Francisco Vázquez García y José Luis Moreno Pestaña. Dos de los mejores filósofos vivos de nuestro país, a mi modo de ver. Ambos son profesores de la Universidad de Cádiz y se dedican, entre otras cosas, a la sociología del conocimiento filosófico. Aparte de los libros que analizo aquí han coordinado el libro Pierre Bourdieu y la filosofía. ( Barcelona : Montesinos, 2006).
La sociología de la filosofía es una disciplina novedosa en nuestro país. Pero hay trabajos muy interesantes en esta línea fuera de él, como el enciclopédico estudio del profesor de la Universidad de Pensylvania Randall Collins, los de Martin Kutsch de Cambridge y sobre todo los del Centro de Sociología Europea fundado por Pierre Bordieu. Jose´Luis Moreno Pestaña ha hecho una magnífica traducción del libro fundamental del gran sociólogo francés y colaborador de Bordieu, Jean-Claude Passeron : El razonamiento sociológico ( Madrid : Siglo XXI, 2011). También Filosofía y sociología en Jesús Ibañez ( Madrid : Siglo XXI, 2009) muy complementario de los que nos ocupan. Hay que decir también que, tanto Francisco Vázquez García como José Luis Moreno Pestaña, están entre los filósofos españoles que mejor han trabajado la obra de Michel Foucault.
¿ Existe una filosofía española ? Esta es la primera pregunta y se la hace Salvador López Arnal en una entrevista a Francisco Vázquez García en el número 265 (febrero de 2010) de la revista El Viejo Topo. Responde así: “ Esta es una cuestión muy disputada. Yo prefiero no entrar en la formulación de definiciones que pueden llevar a esencializar una realidad esencialmente histórica. Con frecuencia, además, esa discusión no es sino la forma sublimada de una controversia política, ideológica. Piénsese, por ejemplo, en la lucha emprendida por los filósofos oficiales del franquismo, por consolidar a Séneca como filósofo español... Por eso prefiero ser nominalista y rebajar el tono. Yo diría que hasta la formación de las llamadas “escuelas” de Madrid y de Barcelona, en los años 20 y 30, no puede hablarse de un campo filosófico profesional en España. Se configura entonces, a partir principalmente de una importación (o sea de una “descontextualización” y “recontextualización”) de problemáticas teóricas centroeuropeas, alemanas, un trasfondo de cuestiones, esquemas de argumentación, emplazamientos institucionales y redes de maestros y discípulos que guardan cierto aire de familia. A este conjunto le podemos denominar filosofía española.