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lunes, 20 de abril de 2020

IMMANUEL WALLERNSTEIN : UNA PROPUESTA DE ANÁLISIS PARA LA ECONOMÍA/MUNDO CAPITALISTA


Immanuel Wallerstein - Wikipedia, la enciclopedia libre





 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Immanuel Wallerstein es un analista que me parece clave para entender la sociedad en que vivimos. Lo es desde la perspectiva rigurosa, clara y crítica de un científico social que niega la división de las dos culturas, la científica y la humanística. Y que plantea una concepción integradora de todas las ciencias sociales: lo que él llama la sociología histórica. Esta sociología no sólo no está separada de la historia sino que además rompe las barreras entre  la antropología, la sociología, la economía y la política. Porque esta división lo que marca una concepción del saber que se corresponde con el tipo de sociedad que emerge a partir del siglo XV y que ya está globalizada el siglo XIX. Esta sociedad es lo que Wallerstein llama un Sistema-Mundo. Con este término se refiere a un tipo de sociedad que tiende a la máxima expansión, a un dominio global.  Hasta ahora estos sistemas eran los Imperios, que estaban basados en un poder político absoluto. Pero el Sistema-Mundo moderno es una Economía-Mundo. Esto quiere decir que su dominio no es político sino económico. Este dominio económico es impersonal, es la lógica que rige el funcionamiento del sistema, que es el de la acumulación de capital. Todo se ha ido ordenando alrededor de esta finalidad, que es totalmente irracional.
 En contra de otros planteamientos, Wallerstein no cree que lo esencial del capitalismo sea su naturaleza de economía de mercado. En este sentido sigue la línea del historiador Fernand Braudel y del economista Karl Polanyi al considerar que el capitalismo es, en cierta forma, una economía anti-mercado. Lo es en la medida en que la lógica del sistema tiende al oligopolio o al monopolio y no a la libre competencia. Aunque lo que sí es cierto es que esta acumulación de capital la realiza a partir de una mercantilización progresiva de todos los elementos sociales. Otra cosa es lo que dice el liberalismo, que es una ideología que oculta más de lo que muestra respecto al funcionamiento real del capitalismo. Aquí es fundamental entender el papel del Estado, pieza fundamental para garantizar este mecanismo. El Estado es ambivalente. Aunque pueda recoger los frutos de los movimientos reivindicativos ( a los que él llama antisistémicos) y ser así un elemento de redistribución de los recursos, no hay que olvidar su papel fundamental. El Estado crea las infraestructuras ( de comunicación, de información, de energía..), las fronteras y la legalidad que necesita el capitalismo. Tiene además el monopolio de la violencia, que le permite garantizar el orden interno centrado en la propiedad privada ( policía) como la competencia por los mercados ( ejército) . Pero también se dedica a socializar las pérdidas de los oligopolios y los monopolios a través de subvenciones, los beneficios fiscales o simplemente inyectandoles el dinero que necesitan para seguir acumulando capital. Hoy más que nunca me parece que es evidente esta última afirmación. Otro elemento fundamental en el planteamiento de este gran sociólogo es la división entre países centrales y países periféricos. No se trata de algo contingente o accidental sino de algo sustancial. Hay un intercambio desigual que hace que las clases trabajadores de los países centrales recojan una parte del beneficio del excedente de esta relación de dominio de unos países sobre otros. Aunque aquí hay que decir que no es justo atribuir a Wallerstein la sustitución de la lucha de clases por la lucha entre países. Son dos aspectos del sistema que hay que entender de manera entrelazada como manifestaciones de la lucha de clases. La realidad es compleja, aunque sea más fácil verla de manera simplificada.

domingo, 19 de abril de 2020

IMMANUEL WALLERNSTEIN : LIBERALISMO Y CAPITALISMO

Resultat d'imatges de immanuel wallerstein


Immanuel Wallerstein

El moderno sistema mundial IV. El liberalismo centrista triunfante 1789-1914

( traducción de Victoria Schussheim )

Madrid ; Siglo XXI España. 525 páginas

Immanuel Wallerstein es un gigante teórico de nuestro siglo. Defensor de la sociología histórica como unificación de la falsa división entre las ciencias humanas, este profesor americano de Sociología reconocido mundialmente, ha producido una obra escrita fundamental para estudiar lo que llama la economía-mundo capitalista. Lo más relevante de estos estudios es su trabajo continuado, preciso y crítico sobre este moderno sistema mundial del que formamos parte. Se acaba de traducir el tomo IV de la serie, que publicó en versión original el año 2011, con 81 años.
Los anteriores tres libros anteriores del conjunto habían tratado, el primero, sobre la agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo en la Europa del S.XVI. El segundo sobre el mercantilismo y la consolidación, bajo la hegemonía de las Provincias Unidas, de la economía-mundo europea entre 1600-1750. El tercero se centra en la segunda expansión de la economía-mundo capitalista, ahora bajo la hegemonía de Gran Bretaña, entre 1730 y 1850. La metodología combina el aspecto estructural ( sincrónico) con el histórico ( sincrónico ). Para ello sigue una línea histórica de manera no lineal, lo que hace que un libro no empiece exactamente donde acaba el otro. En el libro que nos ocupa su estudio del liberalismo centrista como sistema político y sobre la competencia entre Gran Bretaña y Francia por la hegemonia, abarca desde la Revolución francesa (1789) hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial ( 1914). El liberalismo será la doctrina dominante en la geocultura durante este tiempo, ya que las dos regiones centrales de la economía-mundo capitalista de la época, Gran Bretaña y Francia, construirán Estados liberales.  Pero será un liberalismo que, a pesar de su retórica universalista. será discriminatoria. ya que se exluirán a las mujeres, las minoría étnicas y la clase obrera. La construcción del estado liberal, entre 1815 y 1830, se da, sin embargo, en el marco de importantes conflictos de clases. El problema de los notables es, justamente, el de cómo mantener sus privilegios y poder frente a unas demandas de soberanía popular que lo que exigían era ser consecuentes con la propia ideología liberal. 
 El liberalismo era, de hecho, una ideología modelada por múltiples intereses, a veces contrarios. Dentro de este término se incluían inicialmente a los mismos radicales que después lo criticarían y se llamarían "socialistas" o "revolucionarios". Lo que les unía era que combatían a los conservadores reaccionarios. Pero más tarde estos conservadores se convertirán en liberales y serán la lucha contra los revolucionarios lo que unirán a los liberales. 
Los liberales, en contra del tópico, siempre fueron defensores de un Estado fuerte como garantía de la defensa de la propiedad y de los intereses del gran capital. Precisamente los dos Estados más fuertes de la época ( Gran Bretaña y Francia ) fueron la avanzadilla del centrismo liberal. Entre 1815 y 1848 se periflan ya las tres opciones ideológicas de una manera clara. Las referencias son la comunidad ( conservadores), el individuo ( liberalismo) y la sociedad ( socialistas). Curiosamente tanto conservadores como socialistas se confrontan desde posiciones diferentes al liberalismo individualista, lo cual puede alumbrar sobre la aparición del totalitarismo en el siglo XX.

RICHARD SENNETT : EL DECLIVE DEL HOMBRE PÚBLICO

Resultat d'imatges de el declive del hombre público

Escrito por Luis Roca Jusmet 

Richard Sennett, nacido en 1942, escribió en 1974 una obra imprescindible para la sociología contemporánea. Sociología cualitativa vinculada a la historia. Es, a mi modo de ver, su mejor obra. Luego ha escrito mucho y bueno, pero sin llegar a la originalidad de este libro. Merece la pena recordar, por su actualidad, los hilos conductores. Lo hace comparando las transformaciones que se dan entre el siglo XVIII al siglo XIX.
 La sociedad moderna se fundamenta no en la comunidad sino en el individuo. Surgen dos figuras : el empresario y el artista, dos impulsos contradictorios, que son la utilidad y el desprecio de lo útil. El empresario refleja lo objetivo, el cálculo. La figura del artísta hace aparecer lo subjetivo, la sociedad íntima del sentimiento. La conciencia moderna centrada en el yo, en su descubrimiento, en la autenticidad. Pasamos de una sociedad que buscar a lo trascendente a otra que busca la subjetividad. 
 El desarrollo del capitalismo va desplazando la ética protestante del trabajo y la austeridad hacia una ética hedonista y narcisista, en la que se busca la propia gratificación. Aparece el modernismo como forma de cultura : sustitución de la religión por el arte y la literatura. El arte se vuelve íntimo, subjetivo, es la expresión de lo singular del artista, de lo personal. Pero al mismo tiempo el arte se mercantiliza y se somete a las leyes del mercado. El arte moderno es una ecología de la imagen : fotografía, el cine y la televisión. 
 El problema de fondo es que cuando más subjetiva e íntimista menos capacidad de comunicación hay. Se pasa del siglo XIX al XX a una actitud que exige cada vez más sinceridad. Contra más expresiva es una persona con respecto a sí mismo menos capacidad tiene de comunicarse. El fracaso en la ruptura de los 60 ( el movimiento contracultural en el que el mismo Sennett participa ) conduce a un fracaso que debe apelar a lo intersubjetivo. Solo se puede tener una relación emocional cuando lo subjetivo tienen un sentido social, está nmarcado en instituciones. Pero se han destruido los roles públicos del siglo XIX. Hemos perdido la capacidad de actuar en la vida pública, dice Sennett, y si la sociedad es como un teatro hay que esconder los problemas individuales, no hacerlos públicos. Hacen falta normas convencionales para el teatro público. Hay un intento de refugiarse en lo privado, que se vive como lo auténtico. Lo convencional, las normas públicas se ven como un formalismo. Las relaciones sociales son sustituidas por la obsesión por la obsesión por uno mismo. Es una visión íntima de la sociedad.
 Durante el siglo XVII lo público es el bien social. En el siglo XVIII se produce un equilibrio entre lo público ( lo civilizado ) y lo privado ( lo natural).   Lo público exige unas obligaciones : se impone el silencio en los espectáculos.
 El mundo se quiere entender de manera secular e inmanente. En el siglo XVIII las cosas se comprendían porque se colocaban en una teología. El orden del mundo era entendido a partir de principios fijos y esto permitía comprenderlo como una Totalidad. Todo cambia en el siglo XIX: los hechos ya no se encuadran en principios, los hechos son los que organizan el sistema. Lo privado empieza a verse como lo moral y lo público, lo político, como lo inmoral. Se pierde el compromiso social, la referencia a la vida social. La relación con el otro se basa en la posición del observador, en lo contemplativo, en el espectáculo.
 Todo esto hay que situarlo en el contexto de las transformaciones del capitalismo industrial del siglo XIX: el crecimiento enorme de la población y el desplazamiento a la vida urbana. Esto implica toda una serie de cambios en el diseño de las ciudades, orientado a la separación de las clases sociales. La burguesía viaja y se vuelve cosmopolita mientras el proletariado es más localista. La vida de los negocios se ve como un juego de azar. Surgirán las tiendas : precios fijos estipulados ( prohibido antes del siglo XIX), con el escaparate aparece además la posibilidad de entrar para mirar ( aunque no se compre) y beneficio basado en la masificación del consumo más que en el precio del artículo. El consumo se extiende a todas las clases sociales. Se trata de generar el deseo como ilusión de satisfacción. Se subjetivizan las mercancías, se viven como algo personal y propio. La ropa, especialmente, se percibe como expresión de la personalidad. 
 Surge una conciencia fuertemente individual en la que es importante el control de la imagen. No hay que ser espontáneo, hay que controlarse. El traje muestra la imagen que cada cual tiene de sí mismo. Aparece la moda, el traje cada vez deja de ser la manifestación de la clase social.