Reseña de
Moral corporal, trastornos alimentarios y clase social
José Luis Moreno Pestaña
Madrid: CIS, 2010
Escrito por Luis Roca Jusmet
José Luis Moreno Pestaña ( 1970) es un brillante filósofo conocido sobre todo por sus sugerentes trabajos sobre Michel Foucault. Estos se han publicado bajo el título de Conviertiéndose en Foucault. Sociogénesis de un gran filósofo ( Montesinos, 2006) y Foucault y la política ( Tierradenadie, 2011), ambas traducidas al francés por su indudable interés. Pero Moreno Pestaña es también sociólogo : es titular de una Habilitation en diriger des recherches en sociología en Francia. Allí es miembro asociado del Centre de Sociologie Europénne. En esta línea ha editado y traducido al español de uno de los más importantes representantes de la sociología crítica, el francés Jean-Claude Passeron ( El razonamiento sociológico. El espacio comparativo de las pruebas históricas ( S.XXI).
Nos encontramos aquí con un libro tan interesante como fecundo. Interesante por lo inédito : estudiar los trastornos alimentarios desde el punto de vista de las clases sociales.
En un sentido más amplio por estudiar los trastornos alimentarios desde una perspectiva sociológica crítica. Finalmente por la cantidad de temas planteados y por los valiosos materiales que nos da para trabajarlos. Fecundo porque es un proyecto excesivamente ambicioso, ya que además de los trastornos alimentarios abarca temas metodológicos, epistemológicos, la cuestión teórica de la enfermedad mental, la de la moral corporal, la de las clases sociales, entre otras. Fecundo porque se abre a la crítica y da que pensar. Creo que en este discurso entre la filosofía y la sociología falta un instrumento que es el psicoanálisis. Se trata, evidentemente de una apuesta personal, pero estoy convencido que lo que ofrece el psicoanálisis como teoría es imprescindible para una visión global del tema que nos ocupa. Aquí no me refiero solo a una cierta superficialidad en su exposición ni a lo que me parece una selección errónea de lo que serían los enfoques psicoanalíticos sobre los trastornos alimentarios. Me refiero a conceptos que nos permiten abordar mejor temas claves del libro, como la noción de cuerpo o de enfermedad mental.
Por lo que respecta a la filosofía y a la sociología me parece que el autor ha elegido unos buenos compañeros de viaje. Por una parte tenemos a Merleau-Ponty, extraordinario filósofo del siglo XX cuyo prestigio está muy por debajo de su potencia. Por otra parte a Michel Foucault, básicamente por sus análisis sobre el encierro, el poder psiquiátrico, la locura y la enfermedad mental. Por supuesto la utilización de ambos es crítica. Al margen Moreno Pestaña no tiene inconveniente en recurrir a clásicos como Aristóteles, Spinoza o el a veces precipitadamente despreciado santo Tomás de Aquino. Igualmente uno de los mejores representantes actuales del realismo crítico, el polifacético Ian Hacking, con aportaciones muy sugerentes tanto en el ámbito epistemológico como en el de las enfermedades mentales. Por el lado de la sociología el gran referente es Pierre Bordieu, muy bien complementado por Erving Goffman en su estudio sobre las instituciones del encierro. Hay igualmente una buena utilización del sociólogo de la filosofía Randall Collins ( con quien el propio Moreno Pestaña mantuvo un fecundo debate sobre su noción clave de ritual).
El libro es tan rico que hay diferentes temáticas que quiero diferenciar. Por una parte tenemos cuestiones metodológicas y teóricas interesantes .Como la noción de enfermedad mental y de locura,de cuerpo o de clase social. En segundo lugar la manera como nos aproximamos al fenómeno de la anorexia y de la bulimia y de que manera podemos cuestionar el discurso ideológico
y las prácticas que se derivan. En tercer lugar cómo podemos relacionar estos trastornos de la conducta alimentaria con las clases sociales en España.
Empezaremos por las cuestiones metodológicas. Moreno Pestaña presenta su trabajo como el de un sociólogo cualitativo. Sociólogo quiere decir un científico social que se basa en la contrastación empírica pero que no renuncia a explicar lo que estudia. Esto quiere decir que no está sometido al dogma positivista de la sociología cuantitativa que se centra exclusivamente en factores estadísticos. La estadística, como muy bien dice Moreno Pestaña, tiene además el inconveniente que los factores condicionantes aparecen fuera del tiempo. No es una medida real porque tampoco coincide con lo probable. Pero en su propuesta de entender los hechos dentro de un proceso utiliza una metáfora, la de la escalera, que me plantea alguna reserva. Básicamente porque es un modelo secuencial tiene un carácter muy mecánico porque hay un sólo trayecto que podríamos seguir o no pero que no abre itinerarios diferentes. Está muy bien su planteamiento del acontecimiento como algo contingente, en el que siempre hemos de contar con la intervención del azar. También su reivindicación de la noción althusseriana de la sobre determinación. Su trabajo es a la vez un trabajo teórico ( en el que trasluce su formación filosófica enriqueciendo su planteamiento) y de campo, muy centrado como tal en las entrevistas y en la observación. Esta se desarrolla básicamente en dos escenarios : el de la Asociación de Familiares y el de la institución de tratamiento.
Filosóficamente la referencia es la de Merlau-Ponty, pero más globalmente la fenomenología. Personalmente pienso que Merlau-Ponty es la mejor concreción de la fenomenología, sobre todo por la manera como la trata desde la corporalidad. Pero la diferencia entre lo noético y lo noemático no me parece la mejor manera de acercarse a la experiencia. Prefiero la establecida por Lacan entre lo simbólico, lo imaginario y lo real, sobre todo para aproximarse al tema del cuerpo ( por cierto, hay un debate muy interesante entre Merlau-Ponty y Lacan sobre el tema). Continuamos pues con las cuestiones teóricas, sobre todo la noción de cuerpo. El cuerpo simbólico como el cuerpo que podemos pensar, del que podemos hablar, que podemos entender). El cuerpo imaginario como el que podemos percibir pero también el que podemos representar. La idea de Lacan que un cuerpo es un organismo más una imagen de sí mismo es interesante. El tema del cuerpo es fundamental y Moreno Pestaña lo analiza en profundidad, aunque estos conceptos podían haber abierto el horizonte. Sobre todo por la tercera noción, de la del cuerpo real como el cuerpo del goce. Lo real es lo que se escapa a lo que podemos hablar y representar pero es lo que experimentamos en el goce, el placer y el dolor. En un libro recientemente publicado, Los enigmas del placer ( escrita por el psicoanalista François Ansermet y el neurocientífico Pierre Magistretti) hay unos análisis muy interesantes sobre la cuestión del goce. La hipótesis sería que el goce puede ser inconsciente mientras que a nivel consciente se puede experimentar displacer. Esta es la cuestión que ni los psiquiatras bioloogistas ni los psicólogos cognitivo-condustista plantean : ¿ que goce obtienen los anoréxicos en su ascetismo y los bulímicos en su exceso ? Porque es evidente que donde más sufren es donde más gozan. No podemos plantear que la cura de los anoréxicos y los bulímicos consiste en volverlos al estado anterior de su conducta anoréxica o bulímica. Hay aquí algo que no cuadra. La hipótesis biologista de que hay algo genético que empuja a estas conductas me parece simplemente absurda : un tópico inconsistente que solo puede mantenerse por prejuicios ideológicos. El planteamiento cognitivo-conductista que formula que es un mal hábito que se desarrolla a partir de la dieta por el ideal de delgadez me parece también un tópico para no analizar más en profundidad la cuestión, sobre todo porque en el caso de la bulimia me parece poco lógico, ya que es una repetición compulsiva de atragantarse más que una forma de buscar la delgadez. En todo caso me parece claro que solo se puede avanzar en la curación con una transformación interna, no con un intento de erradicar una conducta que en el contexto del sujeto tiene una explicación. Moreno Pestaña mantiene una reflexión crítica muy equilibrada en este sentido. Sobre todo porque no quiere identificarse con un fácil discurso postmodernista de denuncia del poder psiquiátrico y que plantea que la locura y la enfermedad mental es una pura construcción social. Aunque algo hay, y en esto estamos de acuerdo, de verdad en este discurso. Existe el poder psiquiátrico como un poder autoritario y normalizador, y en el caso de las anoréxicas-bulímicas, como bien expone el autor, es muy claro. El DSM es una biblia, con todo lo que tiene de dogmática esta expresión, muy útil para mantener este poder a través de un discurso que es básicamente ideológico. Este discurso biologista quita la responsabilidad a los pacientes pero sobre todo a las familias. Aún recuerdo el grito desesperado de Althusser después de haber matado a su mujer exigiendo un juicio que delimitara su responsabilidad. Lo que no quería es lo que le hicieron: encerrarle en un psiquiátrico y despojarle de su responsabilidad subjetiva. La conducta anoréxica o bulímica es la conducta de un sujeto al que hay que entender. El discurso hegemónico oscila mal entre una aparente formulación de enfermedad
( sobre la que no tendrían responsabilidad) y un odio de fondo moralista que las considera en el fondo unas niñatas, unas estúpidas testarudas ( como bien podemos constatar en las observaciones de Moreno Pestaña). No quiero ponerme pesado con el psicoanálisis ni por supuesto darle lecciones a José Luis Moreno Pestaña pero insisto en el tema porque para mí una reseña no es un resumen del libro sino una reflexión a partir de él en la que pueda aportar algo que lo complete. Pero hay un psicoanalista lacaniano italiano que me parece imprescindible, no sólo por su profunda reflexión sobre el tema sino también porque lleva años tratando en grupo anoréxicas y bulímicas ( lo digo en femenino porque todos sabemos que es absolutamente mayoritario en este sexo). Sus libros deben ser leídos, creo, por cualquiera que quiera profundizar en el tema : La última cena : anorexia y bulimia ( Ed. Del Cifrado, 2004), Clínica del vacío. Anorexias, dependencias y psicosis ( Ed. Síntesis, 2003) y sobre todo Lo homogéneo. Clínica psicoanalítica de la anorexia-bulimia en el pequeño grupo monosintomático ( Miguel Gómez Ediciones, 2007). A partir de esta experiencia funciona en Barcelona un grupo que se llama Eba ( Equipo de orientación e investigación de la bulimia, anorexia y nuevos síntomas) que se basa en un respeto a la subjetividad de la enferma. Me parece que en este punto Moreno Pestaña es muy respetuoso con esta subjetividad al mostrar continuamente la manera como cada una de las entrevistadas vive esta experiencia y se ve arrastrada a ella. La anorexia y la bulimia son posiciones subjetivas de individuos singulares que con sus conducta están gritando algo. Se trata de entrada en transformar este grito en palabra para surgir a un espacio intersubjetiva. Esto se consigue con el grupo, aunque como bien señala Recalcati lo que da el grupo es una identificación imaginaria : todos se reconocen cómo anoréxicos o cómo bulímicos porque les da un identidad. Aquí también hay una intuición clara de Moreno Pestaña : la publicidad sobre la anorexia y la bulimia lo convierten en una moda en la que algunos pueden buscar un cierto prestigio. De lo que se trata según Recalcati es de entrar en el grupo para encontrar un espacio común que habrá la palabra pero después ser capaz de salir del grupo para buscar la singularidad que nos permita salir de la identificación de "Nosotros los anoréxicos, nosotros los bulímicos").
Queda toda la reflexión teórica sobre la locura y la enfermedad mental. Hay aquí un largo trayecto crítico que pasa por la filosofía ( Foucault) y la sociología ( Goffman), como bien nos plantea el autor del libro. Pero me sigue faltando un cuerpo teórico que puedan cuestionar el planteamiento psiquiátrico biologista y el psicológico conductista que los critique en su terreno y esto solo lo hace el psicoanálisis. La noción de enfermedad mental me parece muy discutible. La ontología de la enfermedad es un invento europeo. En la sociedades tradicionales ( la china, la india) , incluso la griega, hay enfermos y no enfermedades. La enfermedad como entidad merece toda una discusión sobre si es un planteamiento nominalista o realista. Pero la enfermedad es física por definición y habríamos de hablar por tanto de enfermedades cerebrales y no mentales. La mente es una realidad psíquica que aunque tenga condicionamientos cerebrales no puede identificarse con ella, a menos que creamos que lo mental y lo cerebral es lo mismo. Tema complejo. La conceptualización de neurosis y de psicosis me parece un paso adelante en la comprensión de lo que podríamos llamar perturbaciones mentales pero entre el biologismo y el conductismo lo eliminaron del DSM. Yo no seguiría su camino. Otra cuestión interesante abierta por el libro que nos ocupa.
Tenemos también otro tema interesante que es el de las clases sociales. Moreno Pestaña dice certeramente que si no nos basamos en criterios empíricos estamos haciendo escolástica. Correcto pero hemos de evitar también una clasificación descriptiva imposible porque siempre utilizamos un criterio. Moreno Pestaña me parece que se decanta por el de Pierre Bordieu, muy centrado en el capital cultural. Habla de clases dominantes, clases medias y clases populares, aunque muchas veces se inclina por incluir las clases medias en las clases dominantes. Personalmente que la idea de clases dominantes es poco clara porque dominante fa referencia a poder y pienso que éste se corresponde a una élite formada por grandes y medios capitalistas, altos gerentes de multinacionales y grupos financieros y la alta burocracia de las instituciones. El resto son clases subalternas, que va desde la clase media-alta hasta las clases marginales. La noción de clases populares no se identifica con estas clases subalternas pero tampoco con los sectores sin capital cultural. En todo caso para el tema que nos ocupa sí que la cuestión del capital cultural es básica como criterio. Así de él dependen en primer lugar los modelos corporales, en segundo la reacción familiar y en tercero los recursos a partir de los cuales el sujeto anoréxico o bulímico afronta el problema. El análisis de Moreno Pestaña es muy riguroso y confirma su hipótesis de que hay una relación entre los trastornos de la conducta alimentaria y las clases sociales. Relación que no pasa, por cierto, por su etiología, ya que se da en todas las clases sociales ( exceptuando quizás las marginales, que en el libro no se contemplan).
Finalmente una notas puntuales que me gustaría comentar. Una es la utilización de la palabra corpulencia en lugar de gordura. Me parece que es forzar excesivamente el lenguaje, quizás la palabra gordura habría que recuperar su sentido descriptivo, por otra parte muy claro. Quizás la utilización de mercado social y sexual tampoco me suena bien, podría sustituirse por intercambio para no dar lugar a equívocos. La referencia final a Ortega y Gasset es interesante pero me parece que hay que desmarcarse de su carácter elitista. Su crítica del consumismo uniformizador no es producto de la democracia sino del capitalismo, en contra de lo que el filósofo español plantea.
En definitiva, un libro muy interesante y sugerente, que da lugar a múltiples reflexiones, como este escrito plantea, y que ocupa un lugar vacío que había que llenar, el de un buen análisis sociológico de la anorexia y la bulimia.
Por lo que respecta a la filosofía y a la sociología me parece que el autor ha elegido unos buenos compañeros de viaje. Por una parte tenemos a Merleau-Ponty, extraordinario filósofo del siglo XX cuyo prestigio está muy por debajo de su potencia. Por otra parte a Michel Foucault, básicamente por sus análisis sobre el encierro, el poder psiquiátrico, la locura y la enfermedad mental. Por supuesto la utilización de ambos es crítica. Al margen Moreno Pestaña no tiene inconveniente en recurrir a clásicos como Aristóteles, Spinoza o el a veces precipitadamente despreciado santo Tomás de Aquino. Igualmente uno de los mejores representantes actuales del realismo crítico, el polifacético Ian Hacking, con aportaciones muy sugerentes tanto en el ámbito epistemológico como en el de las enfermedades mentales. Por el lado de la sociología el gran referente es Pierre Bordieu, muy bien complementado por Erving Goffman en su estudio sobre las instituciones del encierro. Hay igualmente una buena utilización del sociólogo de la filosofía Randall Collins ( con quien el propio Moreno Pestaña mantuvo un fecundo debate sobre su noción clave de ritual).
El libro es tan rico que hay diferentes temáticas que quiero diferenciar. Por una parte tenemos cuestiones metodológicas y teóricas interesantes .Como la noción de enfermedad mental y de locura,de cuerpo o de clase social. En segundo lugar la manera como nos aproximamos al fenómeno de la anorexia y de la bulimia y de que manera podemos cuestionar el discurso ideológico
y las prácticas que se derivan. En tercer lugar cómo podemos relacionar estos trastornos de la conducta alimentaria con las clases sociales en España.
Empezaremos por las cuestiones metodológicas. Moreno Pestaña presenta su trabajo como el de un sociólogo cualitativo. Sociólogo quiere decir un científico social que se basa en la contrastación empírica pero que no renuncia a explicar lo que estudia. Esto quiere decir que no está sometido al dogma positivista de la sociología cuantitativa que se centra exclusivamente en factores estadísticos. La estadística, como muy bien dice Moreno Pestaña, tiene además el inconveniente que los factores condicionantes aparecen fuera del tiempo. No es una medida real porque tampoco coincide con lo probable. Pero en su propuesta de entender los hechos dentro de un proceso utiliza una metáfora, la de la escalera, que me plantea alguna reserva. Básicamente porque es un modelo secuencial tiene un carácter muy mecánico porque hay un sólo trayecto que podríamos seguir o no pero que no abre itinerarios diferentes. Está muy bien su planteamiento del acontecimiento como algo contingente, en el que siempre hemos de contar con la intervención del azar. También su reivindicación de la noción althusseriana de la sobre determinación. Su trabajo es a la vez un trabajo teórico ( en el que trasluce su formación filosófica enriqueciendo su planteamiento) y de campo, muy centrado como tal en las entrevistas y en la observación. Esta se desarrolla básicamente en dos escenarios : el de la Asociación de Familiares y el de la institución de tratamiento.
Filosóficamente la referencia es la de Merlau-Ponty, pero más globalmente la fenomenología. Personalmente pienso que Merlau-Ponty es la mejor concreción de la fenomenología, sobre todo por la manera como la trata desde la corporalidad. Pero la diferencia entre lo noético y lo noemático no me parece la mejor manera de acercarse a la experiencia. Prefiero la establecida por Lacan entre lo simbólico, lo imaginario y lo real, sobre todo para aproximarse al tema del cuerpo ( por cierto, hay un debate muy interesante entre Merlau-Ponty y Lacan sobre el tema). Continuamos pues con las cuestiones teóricas, sobre todo la noción de cuerpo. El cuerpo simbólico como el cuerpo que podemos pensar, del que podemos hablar, que podemos entender). El cuerpo imaginario como el que podemos percibir pero también el que podemos representar. La idea de Lacan que un cuerpo es un organismo más una imagen de sí mismo es interesante. El tema del cuerpo es fundamental y Moreno Pestaña lo analiza en profundidad, aunque estos conceptos podían haber abierto el horizonte. Sobre todo por la tercera noción, de la del cuerpo real como el cuerpo del goce. Lo real es lo que se escapa a lo que podemos hablar y representar pero es lo que experimentamos en el goce, el placer y el dolor. En un libro recientemente publicado, Los enigmas del placer ( escrita por el psicoanalista François Ansermet y el neurocientífico Pierre Magistretti) hay unos análisis muy interesantes sobre la cuestión del goce. La hipótesis sería que el goce puede ser inconsciente mientras que a nivel consciente se puede experimentar displacer. Esta es la cuestión que ni los psiquiatras bioloogistas ni los psicólogos cognitivo-condustista plantean : ¿ que goce obtienen los anoréxicos en su ascetismo y los bulímicos en su exceso ? Porque es evidente que donde más sufren es donde más gozan. No podemos plantear que la cura de los anoréxicos y los bulímicos consiste en volverlos al estado anterior de su conducta anoréxica o bulímica. Hay aquí algo que no cuadra. La hipótesis biologista de que hay algo genético que empuja a estas conductas me parece simplemente absurda : un tópico inconsistente que solo puede mantenerse por prejuicios ideológicos. El planteamiento cognitivo-conductista que formula que es un mal hábito que se desarrolla a partir de la dieta por el ideal de delgadez me parece también un tópico para no analizar más en profundidad la cuestión, sobre todo porque en el caso de la bulimia me parece poco lógico, ya que es una repetición compulsiva de atragantarse más que una forma de buscar la delgadez. En todo caso me parece claro que solo se puede avanzar en la curación con una transformación interna, no con un intento de erradicar una conducta que en el contexto del sujeto tiene una explicación. Moreno Pestaña mantiene una reflexión crítica muy equilibrada en este sentido. Sobre todo porque no quiere identificarse con un fácil discurso postmodernista de denuncia del poder psiquiátrico y que plantea que la locura y la enfermedad mental es una pura construcción social. Aunque algo hay, y en esto estamos de acuerdo, de verdad en este discurso. Existe el poder psiquiátrico como un poder autoritario y normalizador, y en el caso de las anoréxicas-bulímicas, como bien expone el autor, es muy claro. El DSM es una biblia, con todo lo que tiene de dogmática esta expresión, muy útil para mantener este poder a través de un discurso que es básicamente ideológico. Este discurso biologista quita la responsabilidad a los pacientes pero sobre todo a las familias. Aún recuerdo el grito desesperado de Althusser después de haber matado a su mujer exigiendo un juicio que delimitara su responsabilidad. Lo que no quería es lo que le hicieron: encerrarle en un psiquiátrico y despojarle de su responsabilidad subjetiva. La conducta anoréxica o bulímica es la conducta de un sujeto al que hay que entender. El discurso hegemónico oscila mal entre una aparente formulación de enfermedad
( sobre la que no tendrían responsabilidad) y un odio de fondo moralista que las considera en el fondo unas niñatas, unas estúpidas testarudas ( como bien podemos constatar en las observaciones de Moreno Pestaña). No quiero ponerme pesado con el psicoanálisis ni por supuesto darle lecciones a José Luis Moreno Pestaña pero insisto en el tema porque para mí una reseña no es un resumen del libro sino una reflexión a partir de él en la que pueda aportar algo que lo complete. Pero hay un psicoanalista lacaniano italiano que me parece imprescindible, no sólo por su profunda reflexión sobre el tema sino también porque lleva años tratando en grupo anoréxicas y bulímicas ( lo digo en femenino porque todos sabemos que es absolutamente mayoritario en este sexo). Sus libros deben ser leídos, creo, por cualquiera que quiera profundizar en el tema : La última cena : anorexia y bulimia ( Ed. Del Cifrado, 2004), Clínica del vacío. Anorexias, dependencias y psicosis ( Ed. Síntesis, 2003) y sobre todo Lo homogéneo. Clínica psicoanalítica de la anorexia-bulimia en el pequeño grupo monosintomático ( Miguel Gómez Ediciones, 2007). A partir de esta experiencia funciona en Barcelona un grupo que se llama Eba ( Equipo de orientación e investigación de la bulimia, anorexia y nuevos síntomas) que se basa en un respeto a la subjetividad de la enferma. Me parece que en este punto Moreno Pestaña es muy respetuoso con esta subjetividad al mostrar continuamente la manera como cada una de las entrevistadas vive esta experiencia y se ve arrastrada a ella. La anorexia y la bulimia son posiciones subjetivas de individuos singulares que con sus conducta están gritando algo. Se trata de entrada en transformar este grito en palabra para surgir a un espacio intersubjetiva. Esto se consigue con el grupo, aunque como bien señala Recalcati lo que da el grupo es una identificación imaginaria : todos se reconocen cómo anoréxicos o cómo bulímicos porque les da un identidad. Aquí también hay una intuición clara de Moreno Pestaña : la publicidad sobre la anorexia y la bulimia lo convierten en una moda en la que algunos pueden buscar un cierto prestigio. De lo que se trata según Recalcati es de entrar en el grupo para encontrar un espacio común que habrá la palabra pero después ser capaz de salir del grupo para buscar la singularidad que nos permita salir de la identificación de "Nosotros los anoréxicos, nosotros los bulímicos").
Queda toda la reflexión teórica sobre la locura y la enfermedad mental. Hay aquí un largo trayecto crítico que pasa por la filosofía ( Foucault) y la sociología ( Goffman), como bien nos plantea el autor del libro. Pero me sigue faltando un cuerpo teórico que puedan cuestionar el planteamiento psiquiátrico biologista y el psicológico conductista que los critique en su terreno y esto solo lo hace el psicoanálisis. La noción de enfermedad mental me parece muy discutible. La ontología de la enfermedad es un invento europeo. En la sociedades tradicionales ( la china, la india) , incluso la griega, hay enfermos y no enfermedades. La enfermedad como entidad merece toda una discusión sobre si es un planteamiento nominalista o realista. Pero la enfermedad es física por definición y habríamos de hablar por tanto de enfermedades cerebrales y no mentales. La mente es una realidad psíquica que aunque tenga condicionamientos cerebrales no puede identificarse con ella, a menos que creamos que lo mental y lo cerebral es lo mismo. Tema complejo. La conceptualización de neurosis y de psicosis me parece un paso adelante en la comprensión de lo que podríamos llamar perturbaciones mentales pero entre el biologismo y el conductismo lo eliminaron del DSM. Yo no seguiría su camino. Otra cuestión interesante abierta por el libro que nos ocupa.
Tenemos también otro tema interesante que es el de las clases sociales. Moreno Pestaña dice certeramente que si no nos basamos en criterios empíricos estamos haciendo escolástica. Correcto pero hemos de evitar también una clasificación descriptiva imposible porque siempre utilizamos un criterio. Moreno Pestaña me parece que se decanta por el de Pierre Bordieu, muy centrado en el capital cultural. Habla de clases dominantes, clases medias y clases populares, aunque muchas veces se inclina por incluir las clases medias en las clases dominantes. Personalmente que la idea de clases dominantes es poco clara porque dominante fa referencia a poder y pienso que éste se corresponde a una élite formada por grandes y medios capitalistas, altos gerentes de multinacionales y grupos financieros y la alta burocracia de las instituciones. El resto son clases subalternas, que va desde la clase media-alta hasta las clases marginales. La noción de clases populares no se identifica con estas clases subalternas pero tampoco con los sectores sin capital cultural. En todo caso para el tema que nos ocupa sí que la cuestión del capital cultural es básica como criterio. Así de él dependen en primer lugar los modelos corporales, en segundo la reacción familiar y en tercero los recursos a partir de los cuales el sujeto anoréxico o bulímico afronta el problema. El análisis de Moreno Pestaña es muy riguroso y confirma su hipótesis de que hay una relación entre los trastornos de la conducta alimentaria y las clases sociales. Relación que no pasa, por cierto, por su etiología, ya que se da en todas las clases sociales ( exceptuando quizás las marginales, que en el libro no se contemplan).
Finalmente una notas puntuales que me gustaría comentar. Una es la utilización de la palabra corpulencia en lugar de gordura. Me parece que es forzar excesivamente el lenguaje, quizás la palabra gordura habría que recuperar su sentido descriptivo, por otra parte muy claro. Quizás la utilización de mercado social y sexual tampoco me suena bien, podría sustituirse por intercambio para no dar lugar a equívocos. La referencia final a Ortega y Gasset es interesante pero me parece que hay que desmarcarse de su carácter elitista. Su crítica del consumismo uniformizador no es producto de la democracia sino del capitalismo, en contra de lo que el filósofo español plantea.
En definitiva, un libro muy interesante y sugerente, que da lugar a múltiples reflexiones, como este escrito plantea, y que ocupa un lugar vacío que había que llenar, el de un buen análisis sociológico de la anorexia y la bulimia.
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